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La esencia del acto creativo.

La creación artística tiene como origen la satisfacción de una necesidad intelectual, surge de un impulso mental que motiva al artista a inventar signos, crear lenguajes y desarrollar conceptos que no tienen en apariencia una explicación razonable y lógica. Para plasmar su discurso, concretar el impulso y trasmitir al mundo esa necesidad intelectual, el artista se sirve de elementos plásticos como el color, la línea, la forma, el plano, la textura, la luz, el ritmo, la composición y un largo etcétera de posibilidades. La utilización de elementos plásticos es común para todas las expresiones, aunque varíen las maneras, métodos y razones para su combinación. Podemos deducir que, aunque los resultados finales de las obras de arte en sus variados estilos y tendencias sean totalmente diferentes, la pintura y el arte en general tienen su origen en una especie de juego de diseño, convirtiéndose en un ejercicio de análisis, más o menos mecánico, de los elementos plásticos, dando como resultado último un objeto artístico. Obtenido el resultado, es decir la obra de arte, a través de búsqueda-juego, se puede añadir una explicación que aporte contenidos de trascendencia filosófica o ética más o menos razonada o conceptual. Dicho esto, creo que es el propio juego de búsqueda de posibilidades, en el que los elementos plásticos se combinan de manera más o menos aleatoria e intuitiva o, si se prefiere, de manera planeada, el que da sentido intelectual a la creación artística.

Las combinaciones geométricas en estado puro, sin ningún tipo de referente hacia la realidad visible, si es que esto es posible, difieren totalmente de las combinaciones geométricas que tienen como fundamento variaciones distorsionadas de espacios, objetos y formas reales. Casi de manera inconsciente he trazado un camino en mi pintura entre estas dos opciones. En mis obras la organización y combinación de la geometría y los elementos plásticos, mantiene una leve conexión con el recuerdo de lo real. De esta forma mis composiciones se sitúan en la frontera entre la manera purista de la abstracción geométrica y la organización de las formas sobre esquemas de una realidad visible.

 No es fácil desligar la abstracción geométrica de la realidad tangible. Acaso no es la geometría y sus infinitas combinaciones un resultado plástico realista. Dicho en otras palabras, la abstracción geométrica es tan real y evidente en la naturaleza y en la organización de la vida que es el elemento fundamental de la existencia. Debatir sobre este asunto no creo que lleve a ningún fin verdaderamente interesante, como tampoco, divagar y teorizar en exceso sobre las formas geométricas, su origen, organización y simbología. Lo verdaderamente importante, es la acción de crear, de inventar signos, formas y organizaciones que posean cualidades intelectualmente magmáticas, primigenias.

En qué me fundamento para organizar en mis obras los elementos plásticos y su forma de distribución geométrica o aleatoria, no debo explicarlo de una manera razonada, ya que todo razonamiento corre el peligro de olvidarse de la esencia del acto creativo, que es, ni más ni menos, que el propio acto.

Se podría decir, por otro lado, que la organización plástica depende de esquemas aprehendidos de lo real, y que, el resultado, por tanto, proviene de una realidad mundana que no trasciende a la esfera de lo metafísico o de lo trascendental. Evidentemente no se puede negar que todo individuo es el resultado de una cultura y de un tiempo pasado y presente, y que, por tanto, la mente esta viciada de antemano. Pero no se trata de enredar, la intención del artista debe ser penetrar en las profundidades del espíritu y del conocimiento. Ordenar las formas, crear símbolos y tratar de ahondar en la esencia de la organización, es decir en el hecho primitivo de la creación en sí misma. El artista tiene que ponerse en el lugar del creador primigenio, no se trata de transformar mundos habitados, ni soñados, ni tampoco escudarse en el subconsciente, ni en procesos de transformación conocidos. El artista con su bagaje intelectual tiene que penetrar en el vacío, en la oscuridad, en la nada absoluta, buscando la esencia misma del acto creativo.



"Lusitania". Acrílico sobre lienzo. 73x92. 2007.

 

Enrique Rodríguez Guzpeña